El Ghetto está de vacaciones,nos vemos en septiembre

miércoles, 19 de enero de 2011

Día Uno del Año Uno

En esta entrada intentaré explicar lo que ocurrió la primera vez que los miembros fundadores del Ghetto se reunieron en ese Santo y Sagrado lugar. Y digo que intentaré porque llegó un momento en el que hay ciertas lagunas mentales en esta mente perversa y ghettista.

Todo empezó un 21 de septiembre. Aquí un servidor fue el primero en llegar, sobre las 17:00 pm. No había cerrado la puerta cuando llegó la CejaHumana (Marco). A la hora llegó Samu “El Monje” y por último la tachuela, esclavizando al padre haciéndole subir un sin fin de cajas de leche y su “despacho” (como el llama a su escritorio).
Aún no era consciente de lo que supondría esta nueva unión estudiantil en mi vida.
El Zoco quedaba cerca y teníamos la intención de que esa noche fuera Histórica. Así fue, salimos de aquellas cuatro paredes, las cuales pasarían a ser conocidas en breve por toda la facultad. Llegamos al Zoco, donde le metieron la primera “puñalá económica” al Taxo, al clavarle por la llave del Ghetto 11,70 euros, si no recuerdo mal. Todo discurría entre risas y “pitorreos” hasta que llegó la hora de qué bebida elegir para celebrar la Unión. Yo mantuve mi firme mano agarrando la botella de DYC, mientras estos elementos compraban para realizar una pijada de bebida: sandía, vodka, azúcar moreno…

Cuando llegamos empezamos a situarnos en ambiente… Empezaron a descongelarse los primeros hielos, a ingerirse las primeras bebidas y en poco tiempo empezó a hacer efecto los primeros grados de alcohol. Los primeros grados que el Ghetto tomaba en unidad y armonía. Finalmente, y puesto que son unos pedazos de borrachos, acabaron abusando de mi DYC ¡Qué dado es en el Ghetto abusar o apropiarse de las cosas del prójimo!

En este momento, empezaron a surgir mis grandes lagunas mentales de la noche, que pese al paso del tiempo no he logrado subsanar. A la vez que fue una de las mejores tajadas, fue una de las noches más hambrientas en el Ghetto. Como es lógico, el alcohol empezó a solicitar una buena dosis de comida en el estómago. La sorpresa vino cuando la vieja españolista, que teníamos por casera, nos había timado. ¡No funcionaba nada!, ni el horno, ni el microondas, ni la hornilla, ni el termo, estábamos en la más absoluta miseria. Ahí aún no se presagiaba las consecuencias que nos acarrearía esa noche.
Cuando la CejaHumana ya se había ido a su retiro espiritual (todos sabemos lo que eso significa) y tras la falta de comida, esa tajada fue memorable, todo tipo de locuras empezaron a ocurrir. Una de ellas fue organizar combates ilegales de lucha libre en el salón, era una mezcla de Pressing Catch y Taicuondo, de repente nos convertimos en personajes como John Cena, David Batista o Undertaker. Luchas de llaves y resistencia donde siempre acabamos sucumbiendo ante el oso de los osos, el oso Samuel. Y lo gracioso era que tras rendirnos el seguía apretándonos y restregando su pestoso cuerpo con los nuestros.
A esto le siguió, el descubrimiento de un nuevo wáter en el Ghetto, y es que para qué recorrerte todo el pasillo para ir a cambiarle el agua al canario, si puedes vaciarlo por el balcón. Así fue, esa noche regamos la calle.

El punto cumbre de la noche fueron los partidos de tenis que echamos en el salón del Ghetto, pero con unas raquetas muy especiales, las cuales eran…. (Censurado), y unos sonidos al golpear la pelota todavía más especiales.

No sé, pero cuando aquel día me fui al sobre noté que algo no iría como era normal, que algo había cambiado dentro de mí, la semilla del mal fue implantada ¡¡¡Y así fue el primer día, cuando aún no teníamos conciencia de vivir en el Ghettó!!!

¡¡Larga vida al Ghetto!!

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