El Ghetto está de vacaciones,nos vemos en septiembre

domingo, 16 de enero de 2011

Amanecer en el Ghetto

Como universitario e historiador (en proyecto) que soy, el madrugar es algo que va en contra de mi naturaleza. Es un acto que se opone a todo lo que somos, a nuestra misma esencia y sobre todo, se opone a la filosofía del Ghetto.

Para poder explicar el por qué de esto, es imprescindible hacer referencia a un hecho anterior. El momento de entrar en el sobre…aunque lo siento por ustedes, este acontecimiento deberá de ser redactado en otra entrada. Simplemente diré que nunca es aconsejable retirarse el primero, te conviertes en un ser vulnerable, al acecho de las otras dos bestias que habitan este piso. En definitiva, sólo diré que la jornada se alarga horas y, aunque deberíamos habernos retirados a nuestros respectivos refugios hace 2 horas, la noche se alarga y hasta que no hay un conceso entre todos, nadie descansa.

Dicho esto, me centraré en el tema principal, el despertar en este lugar. La imagen a la que un servidor se enfrenta no tiene calificativo, no existe emoticono que pueda expresar tal sensación. Al despertar, cuando aún sientes que tu cuerpo sigue dormido, y que lo único que te empuja a levantarte es ese bichito al que llamo conciencia y que no sé por qué, cada día le oigo menos, a lo primero que me enfrento es a los rugidos de estas bestias, entre bostezos, arcadas, ventosidades y como no…esos rostros, azotados por la pestilencia de sus habitáculos, con las marcas de las sabanas en la cara y con los pelos al estilo “La bruja Lola”, creedme, uno desearía no despertar.

Pero aquí no termina la primera odisea del día, el tener que enfrentarte a la música del Taxo, con su “Azúcar y Limón” y sus palmas como si estuviéramos a las 4 de la tarde en una verbena. Admito que hay momentos que casi lo creo, pero miro al reloj y éste me devuelve a la pura realidad. Son las 7:40 pm. Y esto es el principio del fin, porque José no tarda mucho en seguirle el “ritual mañanero” y poner su “Café con Caña” y su “I said morena”. Es una mezcla de melodías que nadie podría resistir; os puedo asegurar que las Campanas del Juicio Final parecerían una relajante obra de Yann Tiersen o Verdi al lado de esto y menos cuando se es como un servidor, que necesita de un silencio sepulcral y una dosis mortal de cafeína para afrontar el día.

Aunque desearía que aquí terminase mi calvario mañanero, éste continua. El último conflicto antes de afrontar la mañana en la facultad, es la guerra por el control del baño. Un lugar deseado por todos y poseído por nadie, se podría definir como un: ¡Sálvese quien pueda!

Por desgracia, admito mi incompetencia a esas horas de la mañana y la mayoría de la veces termino siendo el último, debiendo hacer frente a un obstáculo de la naturaleza. Resultado de las duchas, se produce en nuestro piso la concentración de agua, una gran lago que atraviesa el pasillo de punta a punta; nuestro propio Lago Ness y que debemos atravesar para llegar a nuestro destino. Finalmente me veo obligado a hacer una ducha exprés y correr a la facultad como alma que lleva el diablo.

Sin más, saludos de un superviviente.

2 comentarios:

  1. asucar y limon, asuucar y limooon, maaaaaraviyoossooooooo............
    mejor imposible pa empezar un dia samueeee

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  2. Este Samu está como una regadera, se va a quejar de nuestro espíritu fiestero!!!!

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